domingo, 11 de diciembre de 2011

Mirando a las musarañas (48) - La ruina

De nuestros antepasados hemos heredado infinidad de ruinas. Unas nos cogen más lejos, otras las tenemos cerca. Son ruinas tangibles y visibles, producidas por catástrofes naturales, guerras, mala conservación y expolio, que ahora nos afanamos en conservar, visitar y disfrutar. Hay incluso un organismo mundial que vela por la conservación de todo el legado recibido: la UNESCO. Este organismo se encarga de conservar tanto ruinas como monumentos en buen estado. Lo que es una ruina, para que no quede en estado ruinoso; y lo que está en buen estado, para que con el paso del tiempo no se convierta en una ruina. Los arqueólogos son quienes descubren y estudian las ruinas.


Al ritmo que vamos, y con los desafueros cometidos por quienes tienen que velar porque eso no suceda, a las generaciones venideras les entregaremos no las ruinas tangibles (Partenón, Coliseo, Itálica, Babilonia, Singilia Barba...), sino una ruina no tangible que, antes que conservarla, intentarán deshacerse de ella. Los arqueólogos no serán quienes descubran y estudien esta ruina. Serán otros estudiosos, no de arqueología, sino de Economía con mayúscula quienes, siendo jueces y parte, deberán intentar salir de esa situación en la que nos vemos todos implicados.

Muchos son los que por desgracia, por mala administración, por catástrofes naturales, guerras etc. se han visto en la más absoluta de las ruinas. Con ser una situación difícil de resolver, cada cual afronta y resuelve esas situaciones personales como mejor sabe y puede. Pero cuando llegas a esa situación por la mala gestión de tu vecino, tiene guasa la cosa, o mejor dicho, poca gracia, ya que no puedes poner remedio particularmente, sino que deberás asumir lo que tus vecinos te digan. Si comías jamón y quieres comer mortadela para economizar te dirán que comas salchichón, aún siendo más caro. Cosas de la globalización: tose un chino y nos resfriamos nosotros.

Jugar al polo con un pony mientras los otros juegan con un pura sangre hispanoárabe sólo nos traerá ruina. Esa ruina que padecemos. Conservemos la ruina tangible y ahuyentemos a la ruina económica por nuestro bien y el de los que vendrán detrás. Que no les hagamos decir “¡Estamos en la ruina total!”.

Que los arqueólogos velen por las ruinas y que quien corresponda nos saque de la ruina.

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