Los tópicos son eso, tópicos, y rara vez manifiestan la realidad de una situación o de un comportamiento. Recientemente he visitado la ciudad estado de Hamburgo, con su lago Alster, sus canales, su impresionante puerto fluvial a orillas del río Elba. He paseado por su elegante Neuer Wall con la presencia de las firmas más importantes de moda, entre las que se encontraba la española Zara. Es una ciudad pujante de la economía alemana. En la peatonal Spitalerstrasse, junto a la estación principal, se encuentran la mayor tienda de deportes de Europa, Sport Karstadt y Saturn, el mayor centro comercial de electrónica del mundo.
Ha sido en Semana Santa. Ellos celebran la Pascua adornando los arboles y plantas con infinidad de huevos de plástico multicolores. Otro elemento representativo muy particular era la multitud de conejos de madera, plástico, barro... que adornaban los escaparates, mesas de restaurantes, salvapantallas de ordenadores y anuncios de televisión. Los niños, siempre protagonistas, esperan en esas fechas al conejo que les dejará en cualquier rincón de la casa dulces y huevos de Pascua. Al igual que nosotros celebramos el solsticio de verano quemando el 24 de junio todo lo desechable, ellos el sábado de Gloria hacen hogueras con ramas secas e igualmente con objetos inservibles con un final de fuegos de artificio.
Foto extraída de aquí.
Nuestros familiares, a los que habíamos ido a visitar, nos advirtieron de que el viernes era festivo, pero no del cambio de frecuencia en el paso de los autobuses, y además nos equivocamos en el trayecto de la línea 195. Nuestro cuartel general se situaba en Pinneberg, en un coqueto hotel familiar, igualmente adornado de huevos y conejos, y nuestro destino una urbanización de Rellingen. Nuestro desconocimiento del alemán, aunque alguno recordara palabras y frases hechas, hizo que el conductor no nos entendiera y nos alejáramos de nuestro destino. Así nos encontramos con todo cerrado, ni un alma por la calle, ni un taxi con el que poder acercarnos a nuestra familia. Pero surgió ese latino, de mímica, de gestos, de expresiones en inglés macarrónico porque los alemanes de francés nada de nada, que es donde me podía defender. A lo lejos avisté a un caballero de buena planta. Pasó por mi cabeza aquello de si sería la persona idónea para preguntarle, con el añadido de ser germánico. Con un -Non sprigen deustch, y un ¿Sprigen ispanich?, no sé por qué dije eso en lugar de español, y le espeté ¡Is possibol uan taxi!. El hombre me miró con sorpresa y me hizo un gesto de que lo siguiera. Se encaminó hacía un hotel, pero estaba cerrado por vacaciones. Hizo otro intento e igualmente el comercio por ser festivo estaba también cerrado. Se alejó de nosotros, y pensamos que nos dejaba a nuestra suerte. Al cabo de un rato volvió y con gestos nos indicó que esperáramos, que había llamado a un taxi. Permaneció con nosotros hasta que el taxi llegó. Yo latino hombre de gestos, no tuve por menos que apretar su mano, y en un simbólico abrazo y uniendo mis manos, expresarle nuestro agradecimiento.
Por eso, fuera los tópicos. Desde aquí en español ¡GRACIAS! de un latino que agradece los gestos y amabilidad de un germánico, y en un macarrónico alemán ¡DANQUECHEN HERR!
Por Ricardo Bajo León.
1 comentario:
cuñao estás sembrao... eres de una "clase" en extinción... deberias vivir cien, que digo cien, MIL AÑOS MAS para sacar todos los "comentarios" que tienes en el "coco"...
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