jueves, 26 de abril de 2012

En los libros todos amamos al personaje y a su doble.


Zeus tomó la apariencia de Anfitrión para unirse a Alcmena y la literatura occidental descubre fascinada la figura de "el doble". Los alemanes hablarán del Doppelgänger como de ese otro yo fantasmagórico de una persona viva y con ese nombre se acabará conociendo al doble en la ficción. Muchas historias nos han hablado del "gemelo malvado", del fenómeno de la "bilocación". Fascinante. Fácil caer en la tentación de escribir bajo esta premisa: yo y mi otro yo. Jekyll y Hide.  Quién es Frankenstein sino el reverso tenebroso de su creador, el doctor que le crea y le bautiza con su propio nombre.  Fácil naufragar. Pero cuando se hace bien el autor nos da un espejo en el que mirarnos y del que podemos salir dolorosamente heridos. Porque todos somos varias personas a la vez. Igual no tenemos un doble, pero si pensamos en quién soy yo, en cómo me ven los demás y en cómo me veo yo, igual descubrimos que estamos hablando de tres personas distintas.

Una de las almas más atormentadas de la historia de la literatura fue Fiodor Dostoievski que escribió El Doble, así, a secas, para que el lector no tuviera dudas de lo que iba a leer. La trama es sencilla: Goliadkin es un funcionario disciplinado, pero arribista, que un día entra en contacto con un hombre que es idéntico a él. Sorprendido, decide ganarse su amistad y el compañero entra a trabajar en su departamento, pero enseguida este "doble" suyo comienza a engatusar a los superiores de Goliadkin, pone en entredicho a su valedor y, finalmente, provoca su caída en desgracia. Este relato, que así resumido no parece gran cosa, cuenta mucho más de lo que parece porque Dostoievski, que fue un genio y es inmortal, se anticipa (para unos) o da vida por primera vez (para otros) a la novela psicológica. Así de grande, así de simple. Vamos a entrar de lleno en la mente de un personaje que ve desdoblada su personalidad ante la escisión de sus deseos personales: El doble de Goliadkin representa sus frustraciones, sus anhelos y sus vicios, pero desatados y sin ningún pudor. Se comporta como él nunca haría, por educación o imperativos morales o sociales: a veces con decisión y firmeza, otras con subterfugios y trampas. Goliadkin, por el contrario, se nos muestra como un hombre débil, aquejado de una voluntad de superación que no es personal sino impuesta por un sistema injusto, irregular, subyugante; que somete a los seres humanos. Su enfermedad mental, su "doble", no es más que su lucha por sobrevivir dentro de ese sistema voraz, su método para conseguir méritos sin renunciar a su personalidad. El final,ay, el final, parece abocarnos a un mundo en el que esa lucha es inútil.

En El vizconde De Mediado, de Italo Calvino, la moraleja es que tanto la maldad absoluta como la bondad infinita acaban resultando insoportables. ¿La bondad infinita también? Pues sí. Ya lo demostró en El Idiota el autor del párrafo anterior, pero Calvino también nos lo deja claro: no hay quien pueda soportar tener todo el día al lado a una persona sin una gotita de maldad en el cuerpo. En esta novela tenemos un vizconde y por esas cosas del deicidio nos encontramos, de golpe, con dos. Y es que nuestro protagonista, el vizconde Medardo de Terralba, tras recorrer la llanura de Bohemia para unirse al ejército cristiano y luchar contra los turcos, es derribado de su caballo el primer día de batalla, pero continuará luchando a pie hasta que una bala de cañón le golpee en medio del pecho y le parta en dos. Y de este modo es como se convierte por un lado en Gramo (el malo) y Buono (el bueno). Los doctores militares salvan a Gramo, que regresa a Terralba. Mientras, un grupo de ermitaños encuentran a Buono en medio de una pila de cuerpos, le curan y, después de un largo peregrinaje, regresa a casa. Ahora hay dos vizcondes en en el pueblo. Gramo vive en el castillo, mientras que Buono vive en el bosque. Gramo disfruta causando daño y dolor. Buono solo se dedica a hacer buenas obras. Hay momentos deliciosos, como el del carpintero Pietrochiodo, que prefiere construir guillotinas para Gramo antes que las máquinas que Buono le pide... Muchas cosas pasan, pasa el amor que es, como siempre ha sido, el que lo cambia todo y provoca el doble mortal carpado con el que acaba esta fábula maravillosa que es una delicia leer por primera vez. 

La noche boca arriba, de Julio Cortázar. De este relato solo puedo decir una cosa: deja lo que estés haciendo ahora mismo y léelo. Y dime luego si no hay dios. 
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/cortazar/nocheboc.htm

Por Rita Sánchez


No hay comentarios: