Anoche por fin pude ver el fascinante documental en torno a la figura del trompetista y cantante de jazz Chet Baker. Bruce Weber cual perseguidor acompaña en sus últimos pasos a este hombre corroído por el consumo de las drogas. Apenas le queda un hilo de voz, pero que conserva el magnetismo propio de los malditos. En los 50 se le llamó el James Dean del Jazz, codeándose en sus comienzos con figuras como Charlie Parker y Gerry Mulligan. Lo tenía todo y se le escapó de entre las manos. Recomiendo fervorosamente el documental. Let´s get lost, hermoso canto hacia la belleza, pero más todavía sumergirse en la música de este hombre que no supo hacer frente al don que le fue concedido.
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