Si hay algo que echo de menos en Cortos de Vista es gente joven. En unos tiempos en los que tenemos alcance a medios más o menos baratos para realizar un cortometraje gracias a teléfonos móviles de última generación que graban en HD, cámaras de fotos con unas posibilidades nunca antes soñadas, ordenadores para la edición muy potentes a precios competitivos, y sin embargo en la muestra de cortos del 29 de diciembre, ni siquiera por youtube son muy pocos los adolescentes quienes se estrujan las neuronas para contar una historia con imágenes en movimiento.
Afortunadamente, en las sucesivas ediciones hemos tenido excepciones, y siempre aparecen nuevas miradas, que aportan desparpajo, frescura, ese toque de inconsciencia y atrevimiento que aquellos que lucimos algunas canas nos cuesta exhibir. Es el acso de Producciones Maenda con Enrique López Armijo y Mario Rico como cabezas visibles. En su primer trabajo, Taponazo Guillermo, con sus lógicos defectos de pieza primeriza, tocaron el surrealismo cotidiano, la perplejidad del adolescente, en la frontera entre el niño y el adulto, las ganas de seguir jugando y también de tomarse un poco en serio. A ver si vuelven a la próxima novena edición con fuerzas renovadas.
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