domingo, 11 de agosto de 2013

Mirando a las musarañas (133) - Ambigüedad.


Me ha tocado vivir en un país en que lo ambiguo es caldo de cultivo en el comportamiento de nuestros  dirigentes y de muchas personas con las que me relaciono. Cuando hay que definirse y tomar decisiones, que unas veces nos favorecerán y en otras las más serán objeto de critica, aparece la ambigüedad. De una manera más simple y coloquial el sí pero no, que muchos acostumbran a pronunciar cuando no se atreven a tomar una decisión.

Siempre suele ocurrir en momentos en los que la unión es necesaria. En ese instante aparecerá el ambiguo, que desde esa posición hará lo imposible para incordiar sin dar soluciones. Es como tener el enemigo en casa. 

No sé por qué siempre ocurre en verano y desde hace mucho tiempo. Gibraltar sigue con su política de hechos consumados, desobedeciendo lo pactado en el tratado de Utrech, y siempre encontrará a su benefactor al otro lado de la verja, al ambiguo de turno que todo le da igual. Si se toman medidas de presión habrá quién diga que no  es coherente, que hay que dialogar, apelarán al "patrioterismo" para desprestigiar y evitar lo que ante actitudes de fuerza consideran bravuconadas.

(Foto extraída de aquí)

 Nuevamente otra provocación  nos lleva a tomar decisiones que no son sino el cumplimiento de lo establecido, el control para evitar el contrabando y el fraude fiscal. Esa situación provoca retenciones kilométricas que a todos incomoda, pero de eso se trata, de incomodar, ya que con la fuerza no se va a ninguna parte. Puede parece bravuconería, pero mejor que ser ambiguo.

La ambigüedad del anterior ministro de Asuntos Exteriores hizo que los gibraltareños se sentaran en la mesa de negociación junto a Inglaterra y España, dándoles una representación que no les corresponde. De eso no hablan los ambiguos.

El DRAE tiene tres acepciones para la palabra ambiguo, me quedo con la segunda "Dicho de una persona: Que con sus palabras o comportamientos, vela o no define claramente sus actitudes u opiniones".

Sin caer en el tópico de ¡Gibraltar español!. Y sí con contundencia y sin ambigüedad defendamos nuestros intereses.

Por Ricardo Bajo León.

No hay comentarios: