A lo largo de poco más de una hora, Señor Chinarro fue desgranando su repertorio más luminoso, ese que surgió a partir de envenenarse de salitre y brisas marineras, fijando los versos y estrofas a medio camino entre el retrato socarrón del descreído y la poesía espontánea del enamorado socarrón, que se levanta cien veces de la lona tras el último ko técnico. Nada de oscuros vericuetos de sus primeros discos, cambia el horizonte de olivos por el rebalaje. Será eso que le ha provocado incontinencia creativa y cada año saca disco y medio. Si algunas, pocas siquiera, son tan frescas, pero afiladas entre líneas, bienvenida sea la avalancha.
sábado, 24 de agosto de 2013
Señor Chinarro de feria portuaria en Málaga.
Una simple tarima, un taburete, no para sentarse cualquier cantautor que arenga revoluciones de medio gas, sino para colocar el vaso de plástico de cerveza, era el escenario que necesitaba Señor Chinarro para actuar en la Feria del Mar, continuación más chic de la feria malagueña del centro en el Muelle Uno. De fondo locales comerciales que anunciaban los últimos días de rebaja. Todo muy propio para la socarronería de Antonio Luque, que entre canción y canción soltaba puyas que servían de pie de foto para cada tema o prólogo. El público variopinto (el aspecto barbudo se imponía sin discusión) sonría y aplaudía los comentarios del cantante, que se presentaba en formato acústico. No están las cosas para tocar con la banda completa, aunque él expresó el deseo de una próxima actuación en ese formato.
A lo largo de poco más de una hora, Señor Chinarro fue desgranando su repertorio más luminoso, ese que surgió a partir de envenenarse de salitre y brisas marineras, fijando los versos y estrofas a medio camino entre el retrato socarrón del descreído y la poesía espontánea del enamorado socarrón, que se levanta cien veces de la lona tras el último ko técnico. Nada de oscuros vericuetos de sus primeros discos, cambia el horizonte de olivos por el rebalaje. Será eso que le ha provocado incontinencia creativa y cada año saca disco y medio. Si algunas, pocas siquiera, son tan frescas, pero afiladas entre líneas, bienvenida sea la avalancha.
A lo largo de poco más de una hora, Señor Chinarro fue desgranando su repertorio más luminoso, ese que surgió a partir de envenenarse de salitre y brisas marineras, fijando los versos y estrofas a medio camino entre el retrato socarrón del descreído y la poesía espontánea del enamorado socarrón, que se levanta cien veces de la lona tras el último ko técnico. Nada de oscuros vericuetos de sus primeros discos, cambia el horizonte de olivos por el rebalaje. Será eso que le ha provocado incontinencia creativa y cada año saca disco y medio. Si algunas, pocas siquiera, son tan frescas, pero afiladas entre líneas, bienvenida sea la avalancha.
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