jueves, 3 de mayo de 2007

Punta Lara: ¡Peligro escritores sueltos sin bozal!


Nerja Pop es un espacio abierto a vuestra participación. Así Ricardo Sanz se ha servido a enviarme un texto muy interesante surgido del maratón de escritura que tuvo lugar el pasado sábado 28 de abril. Este trabajo tiene como autora a Pilar Banerrechea. Una vez leído te recorre una sensación inquietante, cuanto menos. Es puro terror. Me viene a la mente esas historias de la profunda Norteamérica, con esas familias endogámicas en medio de la nada, que se dedican a hacerle la competencia a Famadesa, pero utilizando carne humana. Aquí los protagonistas son otros y en lugar de las inmesas llanuras de la tierra de Bush, hay urbanizaciones de la tierra de Armijo. He aquí el relato:


Sábado, 28 de abril, son las seis de la tarde, hoy toca maratón de escritura creativa. Estamos en casa de una amiga, en Punta Lara, y decidimos salir a dar una vuelta por el campo que hay detrás de la urbanización donde vive y escribir un rato en contacto con la naturaleza. Somos siete personas, estamos sentado en un olivar, diseminados aquí y allá, escribiendo, cuando una mujer joven con aspecto de extranjera que camina acompañada de un perro se acerca hasta mí. Nos miramos los tres, la mujer, el perro y yo. Nos decimos buenas tardes cortésmente, el perro obviamente no dice nada. Se limita a mirarme con una mirada ausente de mirada. De sopetón la mujer, usando un tono de voz ligeramente enervado me dice: “sabe que a esta hora y aquí, los vecinos de esta urbanización traemos a nuestros perros a pasear?” Qué pregunta más estúpida, por qué tendría que saberlo? “Sabe que jugamos con ellos, y que les arrojamos palos, piedras, pelotas?” Insistencia en la estupidez. “Le he dicho que somos más de trescientos vecinos, que casi todos tenemos perro, alguno hasta dos, y que la mayoría usamos este campo todos los días para jugar con nuestros perros?” Lo de nuestros perros lo dice con fuerza. “Ah si?” Le digo por decir algo. Y la mujer enervándose cada vez más, con un tono de voz más agudo y alto: “Los perros no están acostumbrados a ver personas desconocidas por aquí, y ustedes están en una actitud extraña, sentados y escribiendo”. Yo la miro en silencio, sin acabar de creerme lo que estoy oyendo. La mujer insiste: “lo digo por su bien, ustedes asustan a los perros y alguno de ellos puede morderles”. Yo sigo callada. La mujer insiste con un tono de voz cada vez más amenazante: “Mire, tienen que marcharse, ni a mis vecinos ni a mí nos parece bien esto que están ustedes haciendo.” Y por donde había llegado se largó, agarrando a su perro y mirando de reojo, que no sé yo quién tenía más miedo si el perro o ella.


Pilar Barrenechea.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me parece muy buena idea, pero desaprovechada la ejecución.

Anónimo dijo...

Extranjeros y perros: es una cuestion realmente INQUIETANTE. Deberiamos llamar a Iker o a Carmen "Piños" Porter para que rebusque en su archivo historias con perros malditos (el perro del los Baskerville, Cujo, Fofurr...).