domingo, 13 de marzo de 2011

Mirando a las musarañas (9) - Publicidad artesana.


Que duda cabe que para vender cualquier producto es necesaria una campaña de publicidad, para dar a conocer sus cualidades y así acercarse a los posibles compradores o consumidores. Es importante  buscar un nombre corto y fácil de recordar, para denominar al producto objeto de la publicidad, así como buscar una frase o sonido que haga diferente la publicidad, no solo a la vista, sino también al oído.

Cuando la radio era junto con los periódicos los únicos medios por los que recibíamos información, el sonido era muy importante para de una manera machacona hacernos llegar el valor de cualquier producto. Hoy en día son objeto de estudio y revisión aquellas canciones y frases que nos acompañaron en nuestra niñez. Basta recordar la canción del Colacao, Nori el Borreguito  etc etc. Por su situación geográfica, en Antequera era más fácil escuchar las emisoras de Sevilla, y recuerdo en los días de lluvia como un soniquete -Esto es el diluvio pues cómprate un paraguas en Casa Rubio- y para el descanso -Qué suerte dormir en Camas Fuertes, Menendez y Pelayo, 40 Sevilla-, que recibíamos a través de las ondas que emitía Radio Sevilla, de la REM (Red de Emisoras del Movimiento).  En un ámbito más localista  en Radio Antequera EAJ26 de la Rueda de emisoras Rato, nos vendían un anís con esta frase -Ensueño, quimera Anís Torcal, Antequera-. Y ya existía incluso una rivalidad publicitaria -Para café café,  Café Vergara- Si Si pero el del Bar Plata es mejor-.


En el momento actual la televisión acapara toda la publicidad, pudiéndose ver verdaderas obras de arte que te llegan por la vista y el oído. Por Navidad los publicistas se afanan en dar el golpe con su reclamo publicitario. Baste recordar la expectación por ver el anuncio de Freixenet. Lejos de todo el mundo publicitario, en la Antequera de mi niñez, habían unos personajes muy peculiares, los llamados "corredores" que intervenían en la compra venta de todo lo que se terciara, con el beneficio del llamado corretaje, una comisión sobre el importe del bien vendido. Entre todos destacaba uno por su porte y elegancia, y que utilizaba para su persona, una publicidad artesana. Se paseaba y frecuentaba todos los bares, el Casino y Peñas Recreativas, con el fin de intervenir en cualquier operación. Antes había llamado por teléfono preguntando por el mismo -Está D. Antonio Morante-,  así se llamaba, y seguidamente en voz alta el botones o camarero del bar, decía -D.Antonio Morante, al teléfono-. Al cabo del rato el susodicho Sr. Morante, llegaba al bar preguntando si había recibido alguna llamada.¿Qué habría ideado en estos tiempos de móviles?¿ O seguiría con su publicidad artesana?  


Por Ricardo Bajo León

2 comentarios:

Atir dijo...

Don Ricardo, es usted un crak.

Dori dijo...

Mira usted por donde, mi padre era "corredor", compraba todo lo que se cultivaba en la vega de Nerja y Rio Seco, pero no creo que tuviera tantas artes para publicitarse como D. Antonio Morante, era un corretaje más bien campestre.
Desde luego que era un trabajo un tanto peculiar, cuando de jóven me preguntaban donde trabajaba mi padre, la verdad me costaba bastante explicar que lo hacía en una "corrida" porque él era "corredor", en fin.