domingo, 28 de octubre de 2012

Mirando a las musarañas (93) - A contar chinos.


Ardua tarea la de las autoridades chinas, poner al día el censo de los chinos que viven en ese país tan lejano en la distancia pero tan cercano en el día a día de los españoles; noticia que leo en un periódico  Quién como cosa tan normal no visita un bazar chino, come en un restaurante chino o tiene por vecino a un chino, aunque él no lo sepa. Porque los chinos son difíciles de ver, como clientes, consumiendo en cualquier establecimiento: ¿Quién a visto a un chino tomando un café, una cerveza o simplemente paseando? De su casa al trabajo y viceversa. 

Empezaron con una avanzadilla allá por los años 50 del siglo pasado,  con el Teatro Circo Chino y su gran vedette Manolita Chen, sevillana ella, pero casada con un chino. Cuánta expectación en las ferias y fiestas de nuestros pueblos y ciudades, en aquella España austera y mojigata. Fue esta sala de fiestas ambulante un anticipo del destape de los primeros años de nuestra democracia, y continuó con los rollitos de primavera, hasta estos momentos actuales en los que copan todas las calles con sus establecimientos de todo a 100, boutiques, tiendas de alimentación y bares, sirviéndote las tapas más emblemáticas de nuestra cocina.

Dicen que serán seis  millones de chinos los que contarán a los otros chinos, casi el número de parados que hay en España contando chinos. Podríamos ofrecernos para contar chinos y bajar nuestra tasa de paro. Como es lógico no contaran a los chinos que son nuestros, eso correrá de nuestra cuenta.



Ahora con la "Operación Emperador" nos enteramos que el chino Gao Pin, un chino visible, marchante de arte y filántropo él, es un presunto mafioso y además, blanqueador, encalador y enjalbegador no de las fachadas de nuestros blancos pueblos sino de los euros que ilícitamente conseguía y evadía a China. Con él otros chinos y españoles que se beneficiaban presuntamente de ese blanqueo. Hay quien hace el chiste fácil diciendo que es un "Pingao" y quienes atribuyen también  unas manos "muy largas" a quien presume de estar muy bien dotado. Todo nos puede parecer un cuento chino pero la información y las imágenes nos llevan a la dura realidad de una evasión de dinero, que no viene nada  bien a nuestra quebrada economía. 

Yo hace unos días desayune unos "chulos" calentitos sin saber que el churrero era chino. Lo que hay que "vel" y "comel".

Por Ricardo Bajo León.

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