domingo, 23 de octubre de 2011

Mirando a las musarañas (41) - In situ e in visu.

In situ (en el sitio) es un término empleado en los escritos judiciales españoles, tan influenciados por el derecho romano. Yo voy a referirme, empleando el susodicho latinazgo, a estar en vivo y en directo en cualquier lugar o acontecimiento. A lo largo del tiempo he visitado algunos de los santuarios marianos de nuestro entorno patrio y extranjero. Posiblemente, de los que se acerquen a este blog, pocos o muchos, alguno habrá que en esta tierra de María Santísima (Andalucía, principal valedora del Dogma de la Inmaculada Concepción) hayan visitado en las tierras onubenses de Almonte el Santuario de la Virgen del Rocío, a la que numerosos adjetivos denominan como Reina de las Marismas, Blanca Paloma... Sin embargo, hasta hace unos días no había tenido la oportunidad de cumplir ese deseo con el que he vivido mucho tiempo.

En mi niñez escuchaba aquellas estrofas de una sevillana rociera: “La Virgen del Rocío como es tan alta se le ven por debajo las enaguas blancas”. Nada que ver con la profusión de letras bulliciosas escritas en torno a la Divina Pastora en estos tiempo que corren, en los que el Rocío se ha convertido en la peregrinación mariana con mayor número de fieles.


Sin ninguna referencia televisiva tan intensa, me he acercado a la Santina en Covadonga, a la Virgen de Guadalupe en Extremadura, a la Virgen del Pilar, a la Moreneta en Montserrat, a la Virgen de la Cabeza en la cercana Andújar y a la solemnidad del rezo del Santo Rosario en la explanada de Lourdes en tierras francesas. Con esa referencia a la que aludo, recibí por In visu (visto con tus propios ojos) una perspectiva diferente del lugar y del entorno. Me ha ocurrido como cuando vuelves al patio de recreo del colegio de tu niñez: lo que recordabas como muy espacioso, lo ves pequeño. Ahora, visitando el Rocío, he sufrido esa misma sensación. Hay un dicho popular que dice que la televisión engorda y agranda los espacios. A mí, ese recuerdo televisivo me ha hecho ver un paisaje diferente al que In situ e In visu he tenido la oportunidad de disfrutar (sin restar un ápice de fervor y emoción, al postrarse ante la Señora se tiene una visión diferente).

En esta época de lo virtual hay que reconocer que como en vivo y en directo no hay nada. Es decir, In situ e In visu.

Por Ricardo Bajo León.

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