domingo, 19 de enero de 2014

Mirando a las musarañas (156) - El gusto de ir solos.


Cada asiento doble ocupado por una sola persona ahora que se llama a viajar en grupo para ahorrar costes en el transporte, y que nos relacionemos con quienes tienen un mismo itinerario laboral. En el autobús, no de ahora sino de siempre, prima el individualismo, nos gusta sentarnos solos. Mientras hay asientos libres los pasajeros van ocupando la totalidad de las plazas  de manera individual. ¿No es más lógico que se vayan ocupando los asientos en pareja para evitar que quienes viajan en compañía se sienten separados?

Foto extraída de aquí.

Al final si el autobús se llena nadie irá sentado sin un pasajero a su lado. Y si no es así y sube un matrimonio, una pareja de novios o unos amigos se verán obligados a ir separados por ese gusto a la independencia en un servicio público. Siempre habrá quién diga ¡Con la de asientos libres que hay ha tenido que sentarse a mi lado!. 

Que el matrimonio y la pareja de novios entrelacen sus manos sin un pasillo de por medio y que los amigos charlen sentados y juntos. Es tan fácil, como sentarse en pareja sin serlo.

Por Ricardo Bajo León.

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