miércoles, 9 de noviembre de 2011

Microrrelatos de Mercurio (42) -El bocazas.



El bocazas

Vincent entró en el baño, cogió la navaja y se cortó una oreja. Se vendó la herida como pudo, envolvió el trofeo en un pañuelo, se lo metió en el bolsillo y salió de casa delirando, derecho al bar. Se acodó en la barra y se pidió un cubata. Después de beberse el primer trago empezó a contar a voces su patética historia.
Será porque me bautizaron Vincent sin e, decía.  ¿Tú que crees, Juan?, interpelaba al camarero que no se daba por aludido. Vincent seguía con lo suyo: «¡Menudo tocayo me tocó! El loco de van Gogh. ¡Como una cabra estaba el tío! Sí…, igual que yo, genial e incomprendido».  Cuando iba por el tercer cubata le entregó a Juan el pañuelo ensangrentado. «Dáselo a Rosa de mi parte», le dijo. «Se fue con otro, ¿sabes?  Me dejó una nota: “Sigue soñando Vincent, tal vez algún día tengas suerte”, ponía. ¡Será imbécil! ¿Qué me habrá querido decir? Yo, perseguidor de sueños… ¡Esa tía no se entera! ¿Acaso tiene algo de malo jugar con alguna quimera escurridiza? ¿Eh? ¿Tú qué dices, Juan?» Esta vez Juan le respondió rotundo: «A ti lo que te falta, Vincent, es pintar».

Por Marisol Calvelo.


1 comentario:

Antonio. dijo...

pos vaya.